jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Y ahora quién me lee?


Antes que nada, muchas gracias por leerme.

La intención de este blog es reflexionar sobre cómo llegar a los potenciales lectores de mis novelas y relatos e intentar, a partir de mi experiencia, ayudar a otros escritores que, como yo, imaginan lectores. Quería comenzar esta serie de escritos con una presentación sobre cuál es mi situación y sobre lo que me ha llevado a ver las cosas como las veo en estos momentos. Ojalá que el lector sepa ser benevolente con mis ideas, que pueden resultar duras para, por ejemplo, el editor que considera indigna de crédito la autopublicación o para el escritor para el que es impropio comerciar con el espíritu. En cualquier caso, pido excusas de antemano.

Mi nombre es Álex y pertenezco al extraordinario gremio de los escritores. Este gremio está compuesto por personas que piensan que sus ideas pueden ser interesantes para otras personas, que se toman el trabajo de escribirlas y que, tras comprobar que sus ideas no interesan a nadie, vuelven a sentarse a escribir otras ideas, y así sucesivamente, hasta que, en algún caso, en algún lugar del mundo, el milagro sucede y alguien lee al escritor en cuestión. Aunque parece inverosímil, este gremio existe y son muchos los que, como yo, pertenecen a él.

Bien, quizá exagere. Puede que este grupo no se pueda llamar gremio, porque el ejercicio de la escritura no puede ser considerado generalmente un oficio de los que permiten ganarse la vida. Dejémoslo en grupo de personas. En estos términos, mi nombre es Álex y pertenezco a un grupo de personas que cree, muy subjetivamente, que tiene algo interesante que contar a los demás.

Escribo desde hace mucho tiempo. Empecé hace unos quince años con cuentos que jamás fueron leídos, más tarde escribí una obra de teatro nunca  representada y ahora escribo novelas que hasta ahora no se publicaron. Afortunadamente mi entorno se encargó de convencerme de que era imposible ganarse la vida como escritor, y nunca viví en una nube tan ingenua que me distrajese de formarme en un oficio decente, valorado en España y con posibilidades reales de futuro: me hice científico; aunque ésta es otra historia.

Al margen de la literatura, hay en general dos posturas muy diferentes hacia el trabajo, entendido como medio para ganarse la vida. Unos creen que el trabajo no tiene que gustarnos, es sólo para ganar dinero, que ya se hará lo que nos gusta durante el tiempo en que no trabajamos (tiempo de ocio). Otros creen que hay que dejarse la vida en intentar trabajar en lo que más nos gusta. Yo soy del segundo grupo pero pertenezco al primero.

Es una locura intentar dedicarse premeditadamente a escribir para ganar dinero, dadas las mínimas posibilidades de éxito que existen. Sin embargo, hoy por hoy me he comprometido a vender mi obra. Y aquí citaré a un clásico:

"El escritor que no piense en vender su obra no será jamás leído, aunque sea él quien pague".

La explicación es muy sencilla: en general, el tiempo de las personas es muy valioso, y un escritor, para robar el tiempo a los demás, necesita un prestigio, y quien regala su obra no puede tenerlo. Esto último es algo que está inscrito en la sociedad, no lo digo yo, ni siquiera lo comparto. Mi caso no contradice demasiado este principio: hasta ahora sólo han leído mi obra aquellos que me tienen cierto aprecio, lo cual, como punto positivo, dulcifica las críticas.Sin embargo, yo tengo otras aspiraciones. Como Cela, Bukowski o Thomas Bernard, quiero ser leído también por quien me odia.

Una vez se sabe lo que se quiere, el camino es mucho más sencillo. Sabía que quería vender mi obra, para lo cual necesitaba convertirla en un producto. Rápidamente escribí a editores y agentes. Y lentamente nadie me contestó. Ahogué mis penas entre biografías de escritores famosos ignorados por editores, y volví a la carga. Citaré aquí a otro clásico:

"La única realidad es uno mismo. El resto de las cosas están ahí sólo para engañarte".


Y decidí hacer las cosas por mi cuenta. Comencé a corregir y a maquetar mi libro, con una confianza ciega en que sería capaz de hacerlo mejor que algún maquetador. Y llegó entonces un pequeño milagro. Pensando en cómo distribuir mi obra por Amazon, di con la página de CreateSpace, que me permitiría autopublicar mi obra completamente gratis distribuyéndola por Amazon y otros canales. Entonces estuve completamente seguro de que el negocio de la literatura había cambiando. Todo el mundo podría vender sus obras, sin depender de agentes ni editores.

De este modo, ahora tengo el producto, lo cual me llena de satisfacción. Ahora podré saber si existen lectores para mis novelas en el mundo.

Sin embargo, cuando todo parecía infinitamente más sencillo, después de haber escrito las novelas durante los despojos del día laboral, después de sobreponerme al desmoralizador silencio de los editores y después de haber fabricado el producto personalmente, ahora surge el mayor de los problemas:

¿Y ahora quién me lee?

Fue esta pregunta la que me incitó a crear este blog. ¿Cuáles son las claves para poner en contacto al extraordinario gremio de los escritores con el no menos extraordinario gremio de los lectores? Quizá entre yo mismo y algún lector ocasional de este blog (de alguno de los dos gremios) podamos dar con las claves.

Un saludo y, otra vez, gracias por leerme.

4 comentarios:

  1. No poseo la clave. Tan sólo puedo añadir un minúsculo granito de arena: el interés por leerte que has despertado con tu post y la presentación de tus obras.
    Luisa

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  2. Bueno, Alejandro, yo estoy leyendo este blog desde Costa Rica y me ha entrado la espinita por leerte. Esto es simple "mercadeo literario", utilizando esta clase de herramientas (en mi caso hasta tengo pág. web www.losojosdeabril.com). Además, la referencia es indispensable: cada lector que ama una novela, se la recomienda a 7 personas más. Los primeros lectores los consigues en las presentaciones de libros que puedes realizar en tu propio centro de estudios o casa cultural del pueblo.
    Por último, busca crear un universo paralelo con tu novela, con imágenes literarias y símbolos que generen un interés para quienes estén dentro de este "gremio de lectores".

    Bueno, saludos desde Costa Rica.


    Rafalángel Gómez.
    www.losojosdeabril.com

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  3. Desde Uruguay, me uno a Rafalángel. Aquí la única manera es autopublicarse, y luego hacer presentaciones del libro. El papel sigue siendo importante. La web aún es algo misterioso. Y además es muy grande. Todo el mundo escribe. Pero hay que ver qué escribe.
    Lo que sí te digo es que me ha dado ganas de publicarme. No sólo en la web. Es cierto que hay otras vías, como la que vos usaste. Pero el tema es que para ser "creíble y respetado", debe ser en formato libro palpable, acariciable, subrayable. Y además criticable por los "entendidos". Saludos, y felicidades.
    Gabriela

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  4. Ay compadre! qué cercana me siento a ti en tu reflexión!

    Mi opción sin embargo fue la de descuartizar mis novelas -rechazadas por editoriales- en historias fáciles de asimilar en "Red". Creé un blog y bueno, ahí sigo, pico y palo, sacándole horas a las noches. Si lo del blog te lo curras, atre gente, pero requiere un trabajón a nivel contestar comentarios, postear, etc.
    Así que te deseo suerte con este sitio, fantástico modo de acercarte al lector.

    Un saludo
    susana moo
    www.erotomana.es

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